

Entramos, no había música ni nada, se miraba muerto y únicamente había una mesa de billar ocupada. Todo el bar/billar cuenta con decoraciones deportivas, entre ellas camisetas oficiales de diferentes deportes y equipos, placas, logos y fotografías de jugadores. El aire acondicionado, por supuesto le da un gran plus al bar y la iluminación del mismo me pareció perfecta: mesas de billar bien iluminadas y la parte del bar con una luz más tenue y de colores. El bar queda en el centro del cuarto y es grande, tiene un estilo bien gringo.

Decidimos con Gabriel echarnos una horita de billar, yo con la esperanza de no ir a rayar la mesa por mi falta de práctica y Gabriel con la seguridad de que me iba a ganar. Así que nos ubicamos en la última y nos llevaron las bolas y el triágulo (los tacos ya estaban colocados en la pared de las mesas) y nos informaron que el costo de la hora de billar era de $8.00. Y bueno, comenzamos...
Para empezar, pedí una Pilsener ($2.25) y Gabriel una Suprema Roja ($2.99) que cuesta que la tengan en los lugares, pero aquí por suerte la encontramos. Como ya sabés del mal que padecemos, también ordenamos algo para "picar": unos Stones Jalapeños, que era una entrada de jalapeños empanizados y rellenos con queso ($5.50). Te debo el detalle del menú en general, pues andábamos con ganas de comer algo y después de leer la palabra "jalapeños" nos quedamos con eso, ya que nos encanta enchilarnos. Sin tardanza, nos llevaron la orden de la tan esperada entrada, y lastimosamente nos quedaron debiendo con esta: no pican pero ni por joder, osea deciden quitarles el mayor atractivo que un chile jalapeño tiene. Bueno, nos los hartamos igual y seguimos jugando.

Más adelante, tuve que visitar el baño de damas, por supuesto, y me dirigí a este que se encontraba atrás del bar, a un costado. Es muy pequeño pero bonito, y lo más importante: limpio y con papel y jaboncito para lavarme las manos como toda una señorita educada que soy. A todo esto, la música la comenzaron a poner a eso de las 10:30 de la noche, algo así, que es cuando ya se había llenado un poco el lugar. En su mayoría, la clientela era gente adulta, no vimos aquella bichada feliz de ya andar con DUI, lo que me pareció excelente. Nos retiramos a la 1:00 de la madrugada, luego de pagar la cuenta total que ascendía a los $42.91 con propina y nos informaron que el lugar cerraba a las 2:00.
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Habrá que ir!!! Buen review!
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