El local estaba tal y como lo recordaba, de hecho sin una tan sola remodelación notable: mismos colores, mismas bolas de boliche y -espero que no- mismos zapatos de alquiler. Llegamos al counter y nos atendieron inmediatamente, no habían muchas personas en el local. Preguntamos el costo de una hora de boliche y nos dijeron que sólo la hora eran $15.00 más el alquiler de cada par de zapatos ($1.75), por lo cual nos sugirieron el paquete para dos personas que era por $20.00 incluída la hora de boliche y dos hamburguesas clásicas, pero como no teníamos nada de hambre (no por milagro, sino que ya habíamos comido) pues optamos por la hora individualmente. Ellos también cuentan con paquetes para familias o alrededor de 5 personas.
Bueno, nos entregaron los zapatos de boliche y dejamos un zapato propio cada uno como garantía (no termino de entender por qué no le agarran a uno los dos zapatos, sino que tenemos que andar cargando el otro). La onda es que nos los pusimos y un chero con camisa color chiltota nos llevó a nuestra mesa o fila de boliche o como se llame.
Luego de buscar la bola ideal (que me costó un mi tanto) nos dispusimos a jugar y le di la talegueada del año a Gabriel, aunque mi desempeño comenzó a decaer porque noté que me estaba dañando las uñas el uso de la bola (las andaba largas y se me quebró una) entonces ya me importó menos ganarle haha (mujer tenía que ser). Bueno, también olvidé contarte que nos llevaron el menú en caso de que igual quisiéramos pedir algo de tomar o de comer.
El menú es muy variado, incluso cuentan con desayunos (WTF?!) para sábados y domingos a precios muy económicos ($2.20 - $2.75) con café incluído. Además, cuenta con pizzas, hamburguesas, ensaladas y entradas; y en bebidas te ofrecen hasta baldes de cervezas ($7.75 - $9.75) y los precios del menú incluyen la propina. Pero bueno, no puedo dar fe de la calidad de la comida en esta ocasión pues no pedimos nada, pero sí puedo decirte que la pizza que le llevaron a los de la par se miraba deli.
Finalmente terminamos la hora de boliche (ya habían más personas en el lugar que cuando llegamos) y nos dirigimos a la salida trasera, por donde entramos, pero no sin antes pasar por los baños. El baño de mujeres me encantó, estaba pulcro y es muy amplio, cuenta con dos lavamanos en el centro y a los lados tiene los sanitarios, que quizá eran unos 4-6. Gabriel me comentó también que los de caballeros estaban muy limpios y amplios. Claro, cuando visitamos los baños nos topamos con las personas que les dan mantenimiento, pero igual, súper bien que lo hagan.
Saliendo del baño nos dimos cuenta de que en la segunda planta cuentan con un billar/bar, el que me llamó mucho la atención y le pedí a Gabriel que subiéramos a echarle un vistazo. Se llama Stones Sports Bar, entramos y es pequeño, pero muy bonito, sentí por ese minuto que entramos, que estaba en un billar de los Estados (así sin paja). Es un billar cerrado y con aire acondicionado, eso sí, es permitido fumar, por lo que si no fumás pues te va a incomodar el olor o en el mejor de los casos sólo vas a salir con el pelo y la ropa ahumados... Y, pues, nos prometimos con Gabriel regresar algún finde a ver qué tal el billar y nos dirigimos al carro.
Recomendaciones de Ariana:
El boliche es definitivamente un lugar familiar, donde los niños la pasan excelente; sin embargo, también uno de adulto termina envolviéndose en este ambiente y terminás pasando un buen rato. Me parece que los precios son accesibles ($10 por persona con comida incluída) o aún más accesible si el grupo es grande. No olvidés llevar calcetines, pues son necesarios para poder jugar, sino te tocará comprar un par ahí y si sos chera, las uñas acrílicas o postizas seguramente te van a quedar en la bola, así que no es recomendable: yo me quebré una uña natural. Los baños, como te repito, súper limpios y amplios y el lugar en sí es seguro y agradable. Finalmente, quedo pendiente con el review que definitivamente le haré al billar (Stones Sports Bar).
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