Andábamos cerca del Aeropuerto con Gabriel, pues tuve que ir por él que regresaba de viaje de trabajo. Por ser domingo, y considerando que su vuelo no fue cansado, decidimos pasar a La Hola de la Costa, que no conocíamos, sólo habíamos visitado a la de La Libertad, que es muy bonita.
Bueno, llegamos, cuentan con un parqueo amplio, aunque algo lejitos del lugar, hay que caminar un tanto sobre tierra para llegar. Entramos al local, al nomas entrar me pareció bonito, el área techada que tienen, pero una vez pasamos esa área y llegamos al aire libre, fue otra historia. El concepto es un tanto diferente al de La Hola en La Libertad, pues para comenzar todas las mesas estaban en la arena, lo que de por sí generaba un tanto de incomodidad. Hay una piscina que por lo descuidada y sucia no sólo te genera asco, sino afecta la estética del lugar. Las mesas más próximas estaban techadas con palapa, y las de abajo estaban "techadas" como con una tela blanca, pero mal puesta y verdaderamente se miraba feo.
La onda es que ni modo, ya estábamos ahí y decidimos darle una oportunidad. Ubicamos una mesa vacía, pero sin sillas, pedimos por estas en dos ocasiones y nos dijeron que "ya iban a ver si nos encontraban alguna". Finalmente, Gabriel fue por dos que encontró disponibles y las cargó hasta nuestra mesa. Tuvimos que llamar en varias ocasiones para que nos atendieran, ni menú nos habían llevado.
Aparte, por si eso no era suficiente, el menú que al fin nos llevaron estaba asqueroso, pegajoso y oxidado... algo verdaderamente vergonzoso como carta de presentación. Bueno, lo irónico es que un menú en tan mal estado reflejara precios tan elevados, pero pues, consideramos la zona turística y era "entendible". Sin embargo a la hora de recibir lo que ordenamos, ese paradigma cambió totalmente.
Gabriel ordenó un ceviche sencillo de pescado en aceite de oliva ($9.50) y yo una docena de conchas pequeñas ($6.50). Adicional a esto, pedimos dos micheladas con Pílsener ($3.50 c/u).
En lo que esperábamos la orden, unas niñas de afuera andaban vendiendo unos mangotes en palo con chile, alguashte y toda esa vaina. Nos dimos uno en la espera, delicioso. Por milagro no tuve la necesidad de visitar el baño, sin embargo, después de haber visto la piscina y "regaderas" con las que cuentan, me alegro no haber tenido que ir.
Lo que te quiero contar es que luego nos llevaron la orden, y lo que recibimos fue: un ceviche en una copa donde quizá tres cucharadas de ceviche cabían, unas micheladas de verdad FEAS en una mini jarrita y una lata Pilsener (no lo podía creer) y para más fregar y mi suerte, de mi docena de conchas -que me la llevaron sin palillos- ninguna me bailó con el limón, lo que me indicaba que no estaban frescas, y el raro sabor, me lo terminó de comprobar. Pedí inmediatamente palillos y me los llevaron un buen rato después, desnudos y todos jugados por el mesero. Ah, y casi lo olvido: no tienen ni servilletero, nos dieron 4 servilletas entre la salsa inglesa y la sal, de donde salieron volando 2.
En lo que estábamos ahí, notamos que llevaban comida al hotel contiguo a La Hola: Tortuga Village Resort, que se ve muy bonito, pero si el servicio de comida está a cargo de La Hola, me reservo las ganas de ir. Y bueno, ya ni pedimos nada más, ni quisimos pedir otra cerveza para quitarnos el mal sabor de las conchas, porque capaz nos llevaban latas de Pilsener ($2.45 c/u). Exagerado.
Solicitamos inmediatamente la cuenta, nos la llevaron y pagamos de un solo, no queríamos seguir ahí.
Recomendaciones de Ariana:
Yo no regreso a este lugar, realmente no te lo puedo recomendar. Sin embargo, si decidís ir, te sugiero considerar lo que te relaté: el servicio no es bueno, la comida deja mucho qué desear (incluída su presentación) y el lugar en sí no es muy agradable. Te sugiero que comprés uno de esos mangos a las personas que los andan vendiendo, fue lo que más disfrutamos de nuestra visita.
Te recomendaría más dirigirte a la de La Libertad.
Este blog lo he creado con la intención de compartir mis experiencias a la hora de visitar los diferentes lugares de El Salvador (específicamente San Salvador y sus alrededores) llámese negocio, bar, restaurante, centro de recreación, agencia, etc., con el fin de poder generar mejora contínua en los mismos, al expresar honesta y abiertamente la buena o mala experiencia que me generaron y la gente saber qué esperar de los mismos. Cualquier comentario es bienvenido!
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Me fueron de ayuda tus comentarios. Estaba planeando mi boda y pues optaba por la comida de alli pero mejor no jeje. Gracias.
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