Los fines de semana incluso cuentan con Karaoke, que es algo que a muchas personas les gusta, a mí en lo personal me parece una buena idea. Este servicio le da otro ambiente al lugar de vez en cuando y las personas disfrutan mucho escuchando a sus amigos cantar o cantando como que no hay mañana, ya que no son muchas las solicitudes. El muchacho encargado del karaoke es súper atento y cuando no hay un cliente cantando, él canta en el karaoke para animar a las personas también, muy bueno.
Y como tienen karaoke, te imaginarás que hay suficientes televisores para poder ir a disfrutar de un partidito también, claro con su debida reservación y servicio.
Bueno, lo que te quiero contar es que esta vez llegamos pasadas las once de la noche, no estaba muy lleno (casi siempre se mantiene así, lo que es bueno) y ordenamos un "kayuco" Pilsener (hace las veces del balde), el cual cuesta $7.50 más propina. Este kayuquito es buena onda, como acorde al lugar, lo malo es que no tiene suficiente espacio para hielo, lo que para ellos es bueno, pues casi no gastan en eso.

En fin, regresé a la mesa con Gabriel y pedimos un segundo kayuko, sin embargo para este, ya habíamos aprendido, que lo mejor era pedir hielo extra, pues no es suficiente el que lleva, y al sacar las primeras dos cervezas del contenedor, hay espacio para más hielo. La onda es que decidimos pedir más hielito para el mismo y la mesera nos dijo "bueno" y se retiró, al momento regresó con la noticia de que el gerente le había dicho de que nos podían vender la orden de hielo, nada más (ARE YOU FUCKING KIDDING ME?!) esta noticia nos cayó de la patada, pues ÉRAMOS clientes frecuentes (hasta ese día) y nos salieron con esa patanada. Bueno, lo dejamos pasar y le dijimos que gracias, que la cerveza caliente también tiene su toque (apueshi).
De repente, a los minutitos, apagaron la música y comenzaron a trapear y a arreglar encima de nosotros (te estoy hablando de sábado para domingo 1 y fichas de la mañana) y dejá la hora, no es la forma de hacer las cosas, para empezar nos hubieran avisado de la hora que iban a cerrar antes de llevarnos el kayuco y peor aún, negarnos unos cubitos de hielo. Y por si fuera poco, íbamos por la segunda cerveza cada uno (osea nos quedaba 1 más a cada uno) y se acerca muy amablemente la mesera a dejarnos 4 vasos plásticos y a pedirnos que nos retiráramos... Ya te imaginás a la Ariana.

El lugar es muy bonito, lástima que no piensan en el cliente como tal, como lo más importante de un negocio, cuando así es. Nosotros no volveremos a ir ahí, tanto Gabriel como yo quedamos decepcionados. Lástima, porque como te comenté al principio, el lugar es bonito y el ambiente también, súper tranquilo, podés ir a chambriar y relajarte con una birria. Algo que sí te recomiendo es que, de ir, o vayás temprano o ya tarde, de lo contrario, al no contar con parqueo cerrado, tu carro quedará en la calle y no frente al local, y es una calle oscura.
Muy bonito lugar, es cierto caso no pasa lleno se puede disfrutar de unas cuantas cervezas y pasarla bien
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