domingo, 12 de julio de 2015

La Taberna Grill

Bueno, decidimos volver a visitar La Taberna después de un par de semanas para ver si hubo algún cambio desde entonces o si todo sigue igual, también porque nos quedaba de paso, no es que no tengamos vida, ja! La onda es que llegamos, y para variar como es finde, estaba lleno, lo malo que tienen es que el parqueo con el que cuentan no da a basto para la cantidad de personas que albergan, por lo que muchos carros quedan parqueados en la calle (La Mascota). Nosotros por suerte, logramos parquear adentro, ya que unos carros iban de salida.

Y pues, nos dispusimos a entrar con Gabriel, notamos que nuevamente estaba amenizando el "Pitillo", un payaso que ya ratos tienen ahí haciendo concursos y bromas, y una vez logramos localizar una mesa vacía (que nos costó) pues nos sentamos a la espera de un mesero para tomar nuestra orden.

Para variar, pedimos un balde de Pilsener ($7.99), el cual pedimos con las botellas cerradas para poder cambiarlas si se "enfriaban" ya que pedir hielo ahí es mentira, de por sí le ponen 3 tubitos de hielo. Bueno, nos lo llevaron y todo blue, sólo que Gabriel se vio en la necesidad de pedir un cenicero, por lo cual llamó al mesero, cuya respuesta es la misma respuesta que hemos recibido TODAS Y CADA UNA de las veces que hemos ido ahí: "fije que ahorita se nos han agotado, ay le voy a buscar uno". Bueno, no nos quedó más que esperar, ¿Cuál de otra? Luego de un tiempo prudencial y ver que nuestra necesidad había sido ignorada (noté que el mesero en ningún momento buscó o preguntó por un cenicero) le pedí el mismo a otro mesero, el cual no atendió a nuestro llamado, sino llamó a "nuestro mesero" y fue cuando nos dimos cuenta de que los tienen por zonas o filas, y cuando no es tu mesero, no se molestarán en atenderte.

Debo agregar, por otro lado, que las instalaciones de este lugar son muy amplias y frescas, pues no es un lugar encerrado, lo que les da un gran plus. Cuentan con dos pantallas gigantes que son buenas para ver partidos, sin embargo son un tanto molestas hasta cierto punto, pues justo abajo de ellas hay mesas, y el brillo de las mismas molesta a los ojos; no han dejado un margen prudente de distancia.
Bueno, en la espera de ese atesorado y escaso cenicero, me tuve que levantar a visitar el baño de damas, el cual considero limpio y agradable (cuenta con 3 sanitarios). Lo bueno de lo que me percaté esta vez, es que FINALMENTE arreglaron el secador de manos. Este pasó sin funcionar por mucho tiempo, recuerdo que en una ocasión lo hizo de mi conocimiento la pesadísima gerente, o lo que sea la señora de pelo corto que pasa cerca de los baños dando órdenes a los meseros.

Bueno, regresé a la mesa con Gabriel, entre los gritos del payaso (molestos, por el alto volumen del micrófono) y la cantidad de personas, pudimos ver finalmente venir ese cenicero, el cual nos lo fueron a tirar a la mesa, casi se nos salen los ojos a Gabriel y a mí. El mesero no había dicho nada, pues lo dejó caer en la mesa y se dispuso a atender a la mesa vecina, pero cuando vio nuestras caras, sólo nos gritó (por el ruido): "disculpe, fue sin querer".

La onda es que finalmente teníamos nuestro cenicero y ya estábamos set en la mesa, tratando de disfrutar las payasadas de aquél. Los concursos y chistes eran los mismos, sin embargo, esta vez agregó nuevos chistes, en los cuales agarró de base a los homosexuales. A mi punto de vista no está bien, pues no sabés quién se puede ofender con eso, y es la manera perfecta de perder a un cliente, pues no estamos hablando de un equipo de fútbol o partido político.

De la comida no te puedo opinar mucho, es raro que en estos lugares decidamos ordenar algo de comer. Sin embargo, hay algo muy importante que me gustaría compartirte: terminó el show del payaso y muchas mesas se vaciaron, fue ahí cuando logré fijarme en una mesa muy peculiar, al centro del local. En esta mesa estaban dos hombres y dos mujeres, uno de los hombres, me dijo Gabriel, que había estado toda la noche tomando agua, mientras el otro man y las mujeres con birrias. Eran hombres muy sospechosos, en especial el que sí estaba tomando: pelón, con barba, tatuado hasta en el cráneo y, ¿adiviná? con una bella y gigante lágrima debajo del ojo derecho.

Fue entonces que decidimos con Gabriel que era hora de retirarnos, y ese balde había sido suficiente para nosotros. Nos llevaron la cuenta, pagamos y nos largamos inmediatamente.

Recomendaciones de Ariana:

Después de esta última visita a La Taberna Grill, me he quedado con un poco de temor, es obvio que no se reservan el derecho de admisión y no es un lugar seguro para estar. ¿Los tendrán renteados? No lo sé, pero tampoco quiero averiguar. Te recomiendo que tengás mucho cuidado si decides ir y si lo hacés no llegués muy tarde por el parqueo, ni te retirés muy tarde, pues puede ser peligroso. Aparte de eso, hacerte el comentario de que los precios andan similares -aunque más elevados- que los de "Las Herras" cuyo concepto es el mismo, diría yo. Y finalmente, que el servicio no es muy bueno, pues no cuentan con la capacidad de personal (o ceniceros) necesaria para satisfacer la demanda que tienen, así que debés llegar con mucha paciencia también.

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