

Pedimos el menú para poder ver qué ofrecían, y en lo que lo hojeábamos, ordenamos un balde de Pilsener ($7.50). Nos lo llevaron sin tardar y esas heladitas estaban de verdad heladas (mil puntos). En lo que degustábamos las refrescantes cervecitas, conversábamos con Gabriel acerca de la buena música que se estaba dando el artista y de lo bien que cantaba (Rolando "El Pitufo"). Al mismo tiempo, en lo que estábamos decidiendo qué pedir de comer, noté que el menú aparte de no tener el contraste necesario para ser legible, la fuente (tipo de letra) era inapropiada, juro que leer ese menú me dio más miopía.
Más adelante, sin aún decidir qué ordenar, comenzó a llover y nos vimos obligados a movernos de mesa, porque a pesar de estar techada el área, en las mesas de la orilla salpicaba el agua. Luego tuve que visitar el baño de damas, el que quedaba contiguo al bar. Llegué y tuve que esperar un mi tanto a dos mujeres más, pues el baño es individual, sólo cuenta con un sanitario. Y bueno, finalmente fue mi turno entrar y no había papel higiénico, tuve que recurrir al poco papel para manos que quedaba en el dispensador. La limpieza del baño era aceptable.

Más tardecito, ordenamos un segundo balde y aprovechamos a pedir un plato de bocas que llevaba alitas, costillas, jalapeños rellenos y chicharrón, con salsa tártara y apio/zanahoria ($7.00). Nos reportaron que no habían alitas, que nos podían poner más costilla de cerdo en ese caso y nosotros accedimos. En lo que esperábamos por esa segunda orden, fueron nuevamente a llamar a Gabriel para mover el carro, y el local ya se había llenado un poquitito más.

Después, llegó ese plato, ya lo deseábamos mucho pues teníamos algo de hambre. El plato no se miraba mal, sin embargo no fue de nuestro agrado total. Las costillas eran más hueso que otra cosa (no miento un par sólo eran hueso) y la salsa tártara... dejémoslo en que he probado mejores. Para este segundo balde, tuvimos la necesidad de pedir más hielo, pues las últimas dos cervezas ya lo urgían, y el mesero muy amable y sin dudarlo nos llevó más que suficiente hielo (mil quinientos puntos).
Luego, ya casi para partir tuve que visitar el baño de damas nuevamente, esta vez tuve que esperar menos, sin embargo, cuando se desocupó el sanitario y pude entrar, noté que no había papel higiénico ni papel toalla, osea, muchas felicidades a la señorita para quién eso no es inconveniente alguno y que -al tampoco lavarse las manos, pues- lo terminó de comprobar, pero tanto para la Ariana como para el 82% de las mujeres, necesitamos este material a la hora de visitar el sanitario. Así que fui al mesero más próximo a pedirle esto, que fue el bar tender que estaba desocupado. Él hizo una rápida búsqueda de este dentro del bar y al no encontrar, le pidió a otro mesero algo con señas. El mesero se acercó a una mesa vacía y me dio un tubo de papel toalla -casi terminado- de los que utilizan como servilletas.
Bueno, eran eso de las 2 de la mañana y obviamente ya nos teníamos que retirar. Muy amablemente nos despidieron tanto nuestro mesero, como el cantante que ahí seguía (ya no cantando) y nos largamos.

En términos de parqueo, te recomiendo llegar temprano, así no vas a tener la incomodidad de estarlo yendo a mover. Si andás con ánimos de música en vivo, así tipo rock en español, inglés y románticas, pues es el lugar indicado (sólo que te sugiero que averigüés -ya sea por FB u otro medio- qué días se va a presentar este músico, pues nos comentó que no era fijo). Aparte de eso, en base a nuestra experiencia, con la comida nos quedaron debiendo, y con la costilla ya no se diga. Las cervezas te las sirven muy heladitas y en resumidas cuentas en ambiente del lugar es muy bueno y los precios andan más o menos igual que en La Taberna Grill.
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